Hoy he pasado el día en la UNED, en la jornada anual de la Cátedra Telefónica de responsabilidad corporativa y sostenibilidad. Estas jornadas son fantásticas porque aprendes mucho de los que más saben (ya, claro, Rosa, de los que saben en el ámbito académico, que para aprender prácticas de empresas tenemos otros foros).
Uno de los ponentes era Pablo Valverde, madrileño nacionalizado noruego, un hombre joven pero muy viajado. Trabaja en el Consejo Ético del Fondo Noruego Global de Inversiones en Oslo. Nos ha estado contando cómo se dedican en su oficina a eliminar del Fondo a aquellas empresas con prácticas poco éticas. Y ojo, que este fondo está gestionado por el Gobierno noruego, se compone de multinacionales muy importantes, y que te eliminen por estas razones hace bastante daño.
Su argumento era tan simple como aplastante: "No queremos ganar dinero a costa de los derechos fundamentales de las personas".
La frase me ha llegado hasta dentro. Qué sencilla y qué profunda a la vez.
¿Es que alguien podría querer ganar dinero así? Pues parece que sí porque tienen trabajo.
Quizá esa frase tan sencilla debería ser la razón fundamental de lo que hacemos los que trabajamos en responsabilidad social empresarial. O sea, cuando me pregunten a qué me dedico debería decir: "evitar que haya empresas que ganen dinero a costa de los derechos fundamentales de las personas". Pero no, Rosa, pensándolo bien prefiero ponerlo en positivo y decir: "colaborar para que las empresas ganen dinero contando con las personas".
No suena tan rotundo pero me pega más.
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